lunes

Una entre tantas..


¿Les cuento algo? Cuando era chiquita, me costaba mucho dormir porque pensaba que había un monstruo en el placard. Pero mi hermano (que es más grande) me dijo que en el placard no había nada, sólo miedo.. y que ese miedo no era de verdad. Decía que no estaba hecho de nada; sólo de aire, bah ni siquiera aire. Y siempre me decía: "Para terminar con él, abrís la puerta del placard y el monstruo desaparece". Me sirvió mucho todo eso. Pasa que ya no soy la de antes, crecí.. y ahora tengo que enfrentar mis miedos. Abro la puerta, y detrás hay mil puertas más. Y los monstruos que hay en estos placares son de verdad. Y muy feos.


De vez en cuando..


(...) la vida exige un cambio. Una transición. Como las estaciones. Nuestra primavera fue hermosa, pero el verano se terminó.. y nos perdimos el otoño. Y ahora, así de la nada, hace frío. Tanto frío que todo se está congelando. Nuestro amor se durmió y el hielo lo tomó por sorpresa. Y si te dormís en la nieve no sentís cuando viene la muerte..

jueves

Palabras más, palabras menos..


Llevo mucho tiempo queriendo escribir esta carta; la carta que nadie te mandó nunca. La carta que intenté escribir toda mi vida. Me acuerdo que cuando era más chica me sentaba en mi cuarto toda la noche, escuchando la misma canción una y otra vez. Creía que si lograba escribir algo hermoso, (algo sincero) tal vez iba a conseguir que alguien me amara.

Di por sentado muchas cosas. Nunca me esforcé, siempre evité las responsabilidades. Llegué hasta acá porque me estaba escapando. Quería estar sola. Y en lugar de eso te conocí.. te conocí y vos no tenías idea de nada.
Perdoná si te compliqué la vida. Lamento muchísimas cosas, pero sobre todo lamento no haber podido tener la oportunidad de decirte que pase lo que pase en el futuro, te voy a estar eternamente agradecida por todos los momentos que pasé con vos. ¡Todavía sigo intentando encontrar las palabras correctas! Lo que en realidad quería decirte era: "gracias".

miércoles

Vos movés..

Siempre pasa lo mismo. Si te pregunto algo sobre arte, me vas a responder con datos sobre todos los libros que se escribieron. De Miguel Ángel sabés todo: vida y obra, ideologías políticas, su orientación sexual, lo que sea. Pero no podés decirme a qué huele la Capilla Sixtina.. nunca estuviste ahí ni contemplaste ese hermoso techo. ¡No lo viste!
Si te pregunto por las mujeres, supongo que me vas a dar una lista de tus favoritas, puede que hayas tenido sexo varias veces.. pero no podés decirme qué se siente cuando te despertás junto a una mujer y te invade la felicidad. ¡Sos terco, muy terco!
Si te pregunto por la guerra, probablemente vas a citarme algo de Shakespeare: "De nuevo en la brecha amigos míos". Pero no estuviste en ninguna; nunca sostuviste a tu mejor amigo entre tus brazos esperando ayuda, mientras exhala su último suspiro.



Si te pregunto por el amor, me vas a nombrar un soneto seguramente.. pero nunca miraste a una mujer y te sentiste vulnerable, ni te viste reflejado en sus ojos. No pensaste que Dios puso un ángel en la tierra para vos, para que te rescate del infierno, ni qué se siente al ser su ángel y darle tu amor.. darlo para siempre y pasar por todo. No sabés lo que se significa perder a alguien, porque sólo vas a saberlo cuando ames a alguien más que a vos mismo. Dudo que te hayas atrevido a amar de ese modo..
Te miro y no veo a un hombre inteligente y confiado. Veo a un pibe creído y lleno de miedo. Sos un genio, eso no lo pongo en duda. Nadie puede comprender lo que pasa en tu interior. En cambio presumís y creés saberlo todo de mí porque viste una foto (y enseguida juzgaste mi vida de arriba a abajo).
No puedo aprender nada de vos ni leer nada sobre vos en un maldito libro. Pero si querés hablar de vos, de quién sos.. voy a estar fascinada (pero no querés hacerlo, tenés miedo.. miedo de decir lo que sentís). Vos movés, hombre.

martes

Veo, veo..

Enseñé mi obra de arte a las personas mayores y les pregunté si mi dibujo les daba miedo.



-¿Por qué habría de asustar un sombrero? - me respondieron.

Mi dibujo no representaba un sombrero. Representaba una serpiente boa que digiere un elefante. Dibujé entonces el interior de la serpiente boa a fin de que las personas mayores pudieran comprender. Siempre necesitan explicaciones.

Las personas mayores nunca pueden comprender algo por sí solas y es muy aburrido para los niños tener que darles una y otra vez explicaciones.

(...) cuando me he encontrado con alguien que me parecía un poco lúcido, lo he sometido a la experiencia de mi dibujo número 1 que he conservado siempre. Quería saber si verdaderamente era un ser comprensivo. Pero siempre me respondían: "es un sombrero". Entonces no les hablaba ni de la serpiente boa, ni de la selva vírgen, ni de las estrellas. Poniéndome a su altura, les hablaba del bridge, del golf, de política y de corbatas. Y la persona grande se quedaba muy contenta de conocer a un hombre tan razonable.

lunes

Así es el amor..


Se te acelera el corazón, el mundo se pone al revés.. pero si no tenés cuidado, si no mantenés tus ojos fijos en algo inmóvil, podés perder el equilibrio y dejar de ver lo que le pasa a la gente a tu alrededor. ¿No te das cuenta de que estás a punto de caer?

sábado

La vida era eso..


(...) y la muerte ponía todo en su lugar. Limpiaba la casa y cerraba la puerta para decir: "esto fuiste". Y ante el miedo representamos un papel a veces sin querer hacerlo; otras, con la esperanza de recuperar algo que no sabíamos ni qué olor tenía. Cómo era cuando empezamos? Qué nos impulsaba a seguir adelante? Por qué? Dónde está lo que nos sujeta a ser felices? Qué pequeña alegría viene a llenar los minutos de hoy? Y así sucede.. nos quedamos esperando a la vida, como si la vida fuera otra cosa; sin saber que ese tiempo del futuro no es más que éste. Que este tiempo es lo único que tenemos, rebelde a los límites y las barreras. Que somos nuestro rostro y nuestra piel con las huellas de los años repetidos.. sin miedo a estrellarse, al error, siempre con subidas y bajadas, con buenos y dulces momentos, llenos de oportunidades, de esperanza. Descubriendo quién es cada uno en cada paso, dejándose sorprender por lo inesperado, sin dejarse asustar por el cambio.. por la vida imprevisible que abre las ventanas como el viento y lo cambia todo. Agarrados a lo único que tenemos: los minutos, las horas, los días, el proyecto de vivir! La posibilidad de cambiar y seguir caminando, aferrados a la vida con ganas de más, siempre. Y la muerte.. la muerte es lo de menos.

Cuando mirabas la llegada del tren..


(...) estiraste tu mano y la abrías una y otra vez. Empuñabas el aire y masticabas el rayo del sol entre los labios. Cuando frente a tus ojos (en tus ojos) veías bajar al sueño, sólo te sacabas el sombrero festejando su llegada. Gritabas, dabas vueltas alrededor de la euforia, te pellizcabas para saber si era un sueño. Cantabas, te sentabas velozmente y te parabas lentamente, rozabas con tus manos la frente del viajero. Lo invitaste a que se siente en tu merienda de aire fresco. Pasaron horas. Y en el soplo del tren los dos saludaron al gorrión contador del cuento del viento. Y con la mirada vestida de amor saludaron al amor.. a toda intención de equilibrio. Y amaron ver desnudo al sol y ver la vestimenta mojada de la luna. No dijeron adiós, dijeron verse en otra estación..

El horror de mi infancia..

(...) era que yo sabía que se acercaba el tiempo en que debería renunciar a mis juegos y eso me parecía intolerable. Entonces resolví seguir jugando en secreto. Y no es que a uno le moleste crecer. De paso, crecer no es una actividad relacionada con el tiempo, sino con el espacio. Ser grande no es ser viejo, ¡es otra cosa muchachos! Pero siempre he tenido la sorpresa de que el orden establecido y sus secuaces manifiestos o encubiertos se interesan muchísimo en que uno abandone la niñez para que deje de jugar. Digo, para que uno abandone esa gravedad de los chicos que juegan.. esa solemnidad.. Quiero decir que los chicos que juegan, no juegan por dinero, ni por obligación. Juegan porque les gusta. Y juegan al juego que les gusta y con la gente que les gusta y sino, no juegan. No juegan por codicia y además lo hacen seriamente, sin ese cinismo que viene después con aquello que suele llamarse madurez. Yo creo que de ahí quieren sacarnos para convertirnos en personas resignadas a nuestra suerte, por mediocre que sea esta suerte. Finalmente hay gentes vulgares que desprecian a los que siguen jugando, a los que siguen soñando, a los que siguen engrandeciéndose, no creciendo.. Mejor dicho: sí creciendo, no envejeciendo. Quieren que no seamos esa gente que se arriesga en cada cruce, esa gente que juega fuerte como si cada baraja fuera la última.

Y al final..

(...) como era sabido, la vida era eso y la muerte ponía todo en su lugar. Limpiaba la casa y cerraba la puerta para decir:"esto fuiste". Y ante el miedo representamos un papel a veces sin querer hacerlo; otras, con la esperanza de recuperar algo que no sabíamos ni qué olor tenía. Cómo era cuando empezamos? Qué nos impulsaba a seguir adelante? Por qué? Dónde está lo que nos sujeta a ser felices? Qué pequeña alegría viene a llenar los minutos de hoy? Y así sucede.. nos quedamos esperando a la vida, como si la vida fuera otra cosa; sin saber que ese tiempo del futuro no es más que éste. Que este tiempo es lo único que tenemos, rebelde a los límites y las barreras. Que somos nuestro rostro y nuestra piel con las huellas de los años repetidos.. sin miedo a estrellarse, al error, siempre con subidas y bajadas, con buenos y dulces momentos, llenos de oportunidades, de esperanza. Descubriendo quién es cada uno en cada paso, dejándose sorprender por lo inesperado, sin dejarse asustar por el cambio.. por la vida imprevisible que abre las ventanas como el viento y lo cambia todo. Agarrados a lo único que tenemos: los minutos, las horas, los días, el proyecto de vivir! La posibilidad de cambiar y seguir caminando, aferrados a la vida con ganas de más, siempre. Y la muerte.. la muerte es lo de menos.